así también la palabra que sale de mis labios no vuelve a mí sin producir efecto, sino que hace lo que yo quiero y cumple la orden que le doy. Isaías 55:11 (DHH)
En 1973, se recuperaron tres semillas de árboles muy antiguos durante una excavación en Masada, una fortaleza histórica en Israel. El sitio se hizo famoso por los zelotes judíos que se suicidaron allí en el año 73 después de Cristo luego de resistir a los romanos durante dos largos años.
Lo increíble de estas semillas de dátil de 2.000 años es que una fue germinada con éxito para producir un dátil masculino. ¿No es esto increíble? A pesar del hecho de que esta semilla permaneció aletargada durante miles de años, ahora poliniza dátiles femeninos para producir otros dátiles.
Esta historia me recuerda la Palabra de Dios, que en 1 Pedro 1:23 se refiere a la semilla incorruptible. Puede tener miles de años, pero si se siembra, ¡producirá fruto! A veces puede tomar un poco de tiempo para que germine, pero no pierda la esperanza porque la Palabra de Dios es imparable.
¿Cómo planta usted estas promesas en su corazón? ¡Declarándolas en voz alta y reclamándolas como propias! Luego medite en ellas, permítales lavar su mente y establecerse en su corazón cuando el Espíritu Santo le revela la verdad que hay en ellas para usted.
¿Por qué no tomarse un tiempo ahora mismo para reclamar, declarar en voz alta y luego meditar sobre lo que le prometen en 2 Corintios 9:8-11? Ahí dice: “Dios puede verter sus bendiciones de maneras asombrosas de modo que tú estés listo para cualquier cosa y toda cosa, más que solo estar listo para hacer lo que hay que hacer” (MSG). ¡Agradézcale por esta promesa y recíbala con fe hoy!