Pues les aseguro que si alguien le dice a este cerro: “¡Quítate de ahí y arrójate al mar!”, y no lo hace con dudas, sino creyendo que ha de suceder lo que dice, entonces sucederá. Marcos 11:23 (DHH)
¿En qué promesas para su vida tiene usted fe? Cuando lo piense, no se preocupe por intentar imaginar cómo sucederá. No caminamos en las promesas de Dios al determinar todos los pasos involucrados. ¡Caminamos en sus promesas cuando creemos que ya son nuestras!
En el versículo de hoy, Jesús compartió que si usted habla a la montaña y lo cree sin lugar a dudas, sucederá. En el versículo 24, Él dijo: “Cualquier cosa que pidas cuando ores, cree que la recibirás, y la tendrás”. Jesús caminó en lo milagroso creyendo que las promesas de Dios eran un hecho consumado.
Simplemente escuche cómo Jesús oró por su amigo Lázaro que yacía en una tumba, muerto durante cuatro días. Jesús oró: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por el bien de esta gente que está aquí, para que crean que tú me has enviado.” (Juan 11:41-42.
¿Jesús rogó a Dios que sanara a Lázaro? ¡No! Jesús comunicó su confianza en las promesas de sanidad de Dios, ¡incluso cuando Lázaro aún yacía en su tumba!
Jesús demostró cómo Dios quiere trabajar con nosotros. Su Palabra ha sido diseñada para funcionar en unión con el Espíritu Santo, quien le ayuda a meditar y estimular lo milagroso en su vida. Entonces, cuando usted reclame esas promesas, creyendo que ya son suyas en el nombre de Jesús, ¡usted las recibirá!