And His name, through faith in His name, has made this man strong, whom you see and know.
Acts 3:16 (NKJV)
En los últimos días hemos venido hablando de lo que Jesús consiguió para nosotros. Mientras la obra de Jesús definitivamente envuelve el perdón de nuestros pecados, también tiene que ver con nuestra autoridad como creyentes.
En Hechos 3 se cuenta la historia de Pedro cuando sanó a un hombre que estaba mendigando en la puerta de una ciudad. Cuando la gente se preguntó cómo el hombre fue sanado, Pedro lo dejó muy claro. El milagro sucedió a través de la fe en el nombre de Jesús.
¿Por qué el nombre de Jesús es tan poderoso?
Después de la resurrección, Jesús dijo a los discípulos que toda la autoridad había sido dada a Él en el cielo y en la Tierra (Mateo 28:18). Jesús tiene toda la autoridad, y Él da permiso a sus creyentes para usar Su nombre. En Juan 16:23 Él dice, “Lo que pidan al Padre en Mi nombre, Él se los dará” (La Biblia, Nueva Versión del Rey Jacobo).
Imagine que usted visitase un reino donde el rey le hubiese dado un documento firmado que le diese a usted la autoridad para usar su nombre para cualquier cosa. Usted pudiera ir al banco y hacer un retiro de su cuenta. Si estuviese herido, usted pudiera recibir el mismo tratamiento que un rey recibiría, con acceso a los mejores doctores y hospitales. Con autoridad plena para usar el nombre del rey, nada le sería retenido. Cualquier cosa a la que el rey tuviese acceso pudiese ser suya.
Este es exactamente el nivel de autoridad que Jesús ha puesto en manos de los creyentes. Cualquier cosa que Él tenga es nuestra. Cualquier cosa que Él merezca, nosotros la conseguimos. ¿Tiene Jesús la autoridad para sanar a otros? ¡Sí! Por lo tanto, ¡también la tiene usted, en Su nombre!
Cuando piense en la obra realizada por Cristo, piense en la autoridad que le ha sido dada en Cristo.