Esfuércense, no sean perezosos y sirvan al Señor con corazón ferviente. Vivan alegres por la esperanza que tienen; soporten con valor los sufrimientos; no dejen nunca de orar. Hagan suyas las necesidades del pueblo santo; reciban bien a quienes los visitan. Romanos 12:11-13 (DHH)
Cuando usted conduce por un viejo camino lleno de barro después de la lluvia, se crean surcos profundos. Luego, cuando usted pasa ese camino de nuevo, las ruedas siguen cayendo en los mismos surcos profundos.
Lo mismo sucede en la vida, especialmente en las parejas. Es muy fácil caer de nuevo en las mismas viejas rutinas, pero no tiene por qué ser así.
Algunas personas asumen que las cosas se vuelven rutinarias en el matrimonio, porque no fueron diseñados para pasar toda la vida con la misma persona. Ellos piensan que la variedad es la sal de la vida, pero cuando las parejas optan por seguir creciendo y cambiando, ¡las cosas no se vuelven aburridas! ¡Son mejores! A menudo, todo lo que necesitamos es un poco más de entusiasmo.
De hecho, una vez oí a alguien decir que el entusiasmo es la sal de la vida, no la variedad. ¡No podría estar más de acuerdo! Usted puede elegir amar a su cónyuge con entusiasmo, incluso cuando las cosas se vuelven un poco rutinarias.
Usted puede estar pensando, bueno, yo no soy una persona entusiasta. Pero el entusiasmo no es un rasgo de la personalidad. Es una elección.
El psicólogo William James dijo una vez, “Si quiere tener una cualidad, actúe como si ya la tuviera.” Si quiere tener paciencia, no solo pídale a Dios que lo haga más paciente. Empieza a practicar la paciencia y usted comenzará a convertirse en ella. Si usted desea alegría, comienza a actuar más alegre. ¡Sólo tomando la decisión de sonreír y manteniéndose erguido es como realmente puede empezar a sentirse más feliz!
Y si quiere ser más entusiasta, ¡solo empiece a expresar más entusiasmo! Viva la vida que usted tiene con entusiasmo y usted se sorprenderá de cómo el mundo que lo rodea responde.