Pues si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia de Dios y del don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo.
Romanos 5:17
Hay una gran falta de conocimiento sobre el perdón y la justicia.
En el Antiguo Testamento, la gente tenía acceso a un tipo de justicia limitado si se portaban bien. Pero ahora, gracias a Jesús, cada creyente tiene la justicia como regalo. Estamos bien con Dios porque Jesús está bien con Dios, y como él es, así somos nosotros en este mundo (1 Juan 4:17).
Gracias a Jesús, somos justos. No es algo que ganamos. Somos hijos de Dios, y por causa de Jesús, estamos en la presencia de Dios como si nunca hubiéramos pecado.
Si pecamos, podemos sufrir consecuencias terrenales, como mencionamos hace un par de días. El pecado destruye relaciones; causa estragos en nuestra salud mental y física, y hace realidad la ley de siembra y cosecha. Pero recuerde, el pecado no tiene el poder de cambiar lo que usted es. Como creyente, usted es un hijo de Dios, y él lo ama.
Cuando usted comete errores, sigue siendo importante pedirle perdón a Dios porque esto limpia su corazón, pero sabemos que él siempre dirá que sí. Usted puede pedir perdón, confiando en que él lo fortalece para escoger mejor la próxima vez, y entonces seguir adelante.
No se concentre en sus errores. Trate con ellos, pero céntrese en lo mucho que Dios lo ama y lo acepta. Mientras lo hace, usted tendrá la facultad de hacer lo correcto mientras se enamora de él más y más cada día.