Sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con Cristo, para que el poder de nuestra naturaleza pecadora quedara destruido y ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado. Porque, cuando uno muere, queda libre del pecado. Si nosotros hemos muerto con Cristo, confiamos en que también viviremos con él. Romanos 6:6-8 (DHH)
Cuando alguien está constantemente enfocado en lo que está haciendo mal, lo llamamos “consciente del pecado”. Aunque este tipo de pensamiento parece muy espiritual, en realidad es muy contraproducente. Observe que mientras usted sea consciente del pecado, sigue cometiendo pecado. La única manera de vencer el pecado es volverse consciente de Dios.
Déjeme darle un ejemplo. Vamos a pretender que comer donas es un pecado. Si usted pasa todo el día pensando: “No puedo comer donas”, pero realmente le gustan las donas, será muy difícil pasar por una tienda de donas en el camino a casa sin detenerse. ¡Después de todo, ha estado pensando en las donas todo el día!
Algunos líderes religiosos bien intencionados intentan que la gente tenga miedo del “infierno” al mencionar constantemente el pecado. Por supuesto, es vital vivir de acuerdo con los principios que Dios nos ha dado. ¡Nos los dio para protegernos! Sin embargo, tenemos que hacer que la luz de Jesús brille, no el pecado.
Confiar en Jesús es la única manera de vencer el pecado. Cuando su identidad proviene de Jesucristo y lo que Él ha hecho, usted se levanta con Su habilidad para vencer los malos hábitos, la depresión y la baja autoestima. Usted supera la adicción, la lujuria y todos los demás pecados que tenga.
Deje de enfocarse en lo que hace y en sus falencias. Sea consciente de Dios. Él lo califica para recibir Su poder y bendición. Créalo.