Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de buen juicio. 2 Timoteo 1:7 (DHH)
Hay muchas cosas que nos motivan, pero uno de los motivadores más poderosos es el miedo. ¿Pero es un buen motivador? ¿Y es necesario usar el miedo para motivar a las personas?
Gritar “¡Fuego!” Motivará a la gente a correr, pero el miedo no es un buen motivador a largo plazo. Como padres, podemos motivar a nuestros hijos para que dejen de jugar en la calle gritando: “¡Un automóvil te va a atropellar!” Pero si buscamos motivarlos para que tomen buenas decisiones a largo plazo, el miedo no funciona. Si nuestro único mensaje está basado en el miedo, eventualmente ellos tendrán curiosidad y querrán probar de alguna manera lo que les estamos advirtiendo.
La sabiduría es un mejor motivador. Cuando les enseñamos a nuestros hijos por qué algo es una mala idea y se los explicamos de manera convincente, es mucho más probable que lo escuchen. De hecho, el miedo es muy destructivo a largo plazo. Nos atormenta, nos atrapa y nos limita. Y cuando alimentamos o cedemos ante el miedo, este crece.
La buena noticia es que, como creyente, a usted no se le dio un espíritu de miedo, sino de poder, amor y una mente sana. El amor es un motivador increíble. De hecho, 1 Juan 4:18 dice que el amor perfecto elimina el temor. Cuanto más usted se concentre en el amor de Dios y su provisión, mejor podrá superar el miedo.
No podemos evitar sentir miedo, pero el amor nos motiva a actuar y tomar buenas decisiones a pesar de cómo nos sentimos. ¡Haga del amor y la sabiduría su motivación, y vivirá valientemente!