Y se dijeron el uno al otro:—¿No es verdad que el corazón nos ardía en el pecho cuando nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras? Lucas 24:32 (DHH)
Muchos cristianos hoy en día se ven obligados a buscar nuevas verdades, pensando que si pueden descubrir el secreto correcto, finalmente encontrarán lo que necesitan. El problema es que usted puede desviarse buscando estos secretos, cuando las respuestas que usted busca se encuentran en la increíblemente poderosa Palabra de Dios. Las verdades que contiene no son nada nuevo, sin embargo, pueden iluminar su corazón, trayendo la revelación que puede cambiar su vida.
El versículo de hoy es un gran ejemplo de cómo la Palabra de Dios puede encender un fuego dentro de usted. Cuando Jesús se apareció a dos hombres en el camino a Emaús después de su resurrección, al principio no lo reconocieron. Le hablaron a este “extraño” acerca de Jesús de Nazaret y cómo ellos simplemente no sabían qué hacer con todos los eventos que habían tenido lugar.
En respuesta, Jesús comenzó a explicar las profecías del Antiguo Testamento con respecto al Mesías. Mientras hablaba, los dos hombres escuchaban asombrados. No fue hasta que compartió el pan con ellos que se dieron cuenta de quién era, justo antes de desaparecer. Mirándose unos a otros, dijeron: “¡Deberíamos haber sabido que era él! ¡Nuestros corazones ardían mientras nos enseñaba la Palabra! “(Mi paráfrasis del versículo de hoy).
Al estudiar la Palabra de Dios, el Espíritu Santo le revelará la verdad, invocando un deseo apasionado de saber más. ¡La Palabra de Dios es lo que trae cambio, no ningún secreto “nuevo”! ¡Establezca el hábito este año de estudiar Su Palabra, pidiéndole que le revele la verdad y que esta verdad lo emocione, porque su vida va a cambiar!