Pero ustedes son una familia escogida, un sacerdocio al servicio del rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios. Y esto es así para que anuncien las obras maravillosas de Dios, el cual los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa. 1 Pedro 2:9 (DHH)
Hemos estado en una serie que cubre un enfoque bíblico para superar los trastornos del estado de ánimo, y hoy me gustaría establecer una diferencia entre emociones fugaces y sentimientos profundos.
Las emociones fugaces vienen del enfoque. Podemos alterar nuestras emociones cambiando lo que miramos, escuchamos, pensamos y aquello en lo que nos enfocamos. Los sentimientos profundos, por otro lado, a menudo son difíciles de precisar y pueden parecer surgir de la nada. Estos sentimientos profundos provienen de creencias dentro de cada uno de nosotros que no formamos intencionalmente, se derivan de fallas, traumas, experiencias pasadas, la cultura que nos rodea, la enseñanza repetida y lo que la gente ha dicho sobre nosotros.
Como pastor, me he reunido con muchas personas que tienen profundos sentimientos de incapacidad. Eran personas brillantes y talentosas, pero estos sentimientos gobernaban sus esfuerzos en la vida, desde con quién se casaban hasta el nivel de éxito que lograban en sus carreras. Otros parecían tener una profunda sensación de fatalidad. Estaban constantemente mirando sobre sus hombros, preguntándose cuándo ocurriría la próxima tragedia.
Estos sentimientos son causados por creencias erróneas, pero meditar y reclamar la verdad puede liberarnos con el tiempo. La verdad es que usted no es inadecuado. ¡Su identidad está en Cristo, usted es precioso para Él y Él desea capacitarlo para sobresalir en todo lo que usted se proponga!
No hay razón para esperar lo peor. Usted puede esperar todo tipo de cosas buenas porque Dios tiene “planes para cuidarlo, no para abandonarlo, planes para darle el futuro que usted espera” (Jeremías 29:11).