1 Juan 4:10 (VOZ) En esto consiste el verdadero amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios primero, sino en que Él nos amó y envió a su único Hijo en una misión especial, para ser ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.
Como creyentes, a menudo quedamos atrapamos tratando de mostrar nuestro amor por Dios. El problema es que si usted se centras en preguntas como “¿Estoy haciendo lo suficiente por Dios?”, Siempre sentirá que se está quedando corto. Usted comparará sus expresiones y actos de amor con los de los demás, y no importa cuánto se haya esforzado, siempre habrá alguien por ahí que parece estar haciendo más.
¿Qué pasa si le digo que este es un enfoque totalmente equivocado? El versículo de hoy dice: “No es que hayamos amado a Dios, sino que él nos amó primero”. Podemos pensar que debemos amar a Dios primero para ganar su amor de algún modo, pero no es así como funciona. El versículo de hoy lo aclara; ¡Dios lo amó primero! De hecho, cuanto más usted se da cuenta de que Dios derrama Su amor sobre usted siempre (incluso cuando menos lo merece), más usted desarrolla su amor por Dios.
La Navidad es un fantástico recordatorio del amor de Dios por nosotros. Él envió a su Hijo Jesús a este planeta sabiendo que tendría que sacrificar su vida. Eso demuestra lo mucho que Él quería tener una relación con usted.
En algún momento de este día, tome un descanso del ajetreo y el bullicio para pensar cuánto Dios lo ama. Tal vez usted ha estado demasiado ocupado para Dios últimamente, o tal vez usted se ha sentido enojado o alejado de él. Usted debe saber que Él no ha dejado de amarlo. A pesar de todo, no importa lo que usted haya estado pensando, sintiendo o haciendo, su Padre Dios lo ama, y siempre lo amará.