El Hábito de Ser Agradecido

Leon FontaineEntregate

Den siempre gracias a Dios el Padre por todas las cosas, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Efesios 5:20 (DHH)

En 1860, un barco llamado Lady Elgin naufragó. Llevaba a más de 300 pasajeros en un recorrido turístico cuando chocó con otro barco. La mayoría de los pasajeros murieron, pero algunos lograron llegar a la costa aferrándose a los escombros flotantes durante horas, solo para ser arrojados al mar por una fuerte contracorriente. Diecisiete personas afortunadas sobrevivieron, debiendo sus vidas a un joven estudiante universitario llamado Edward W. Spencer.

Edward nadó continuamente en las violentas aguas para sacar a tantos pasajeros como pudo antes de colapsar por el agotamiento. Nunca se recuperó por completo. Vivía con problemas de salud, no pudo ingresar al ministerio y murió en California a los 81 años. Un aviso en el periódico en el momento de su muerte declaró que ninguno de los 17 llegó a agradecerle.

Las personas que son ingratas lastiman a otros, pero en realidad se lastiman más a sí mismas. Filipenses 4:4-8 nos dice que un hábito de agradecimiento es como un guardia montado en nuestros corazones, evitando la infelicidad, la depresión y el estrés. También es la entrada a la presencia de Dios. Y Marcos 8:6 ilustra el poder milagroso de la gratitud con la historia de Jesús multiplicando una hogaza de pan y unos pocos peces para alimentar a miles. Justo antes del milagro, Jesús dio gracias por lo poco que tenía.

¡Exprese gratitud hoy con sus palabras y acciones y descubrirá cuán poderoso es en realidad este pequeño hábito!