Y yo enviaré sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Pero ustedes quédense aquí, en la ciudad de Jerusalén, hasta que reciban el poder que viene del cielo. Lucas 24:49 (DHH)
Cuando yo era paramédico, tenía un bíper que me alertaba cuando tenía que atender una llamada. Yo estaba en modo de espera de emergencia, y en el momento en que el bíper sonaba, mi compañero y yo entrábamos en acción.
En cuestión de segundos estábamos en la ambulancia, las luces parpadeando y las sirenas a todo volumen mientras avanzábamos a toda velocidad por la calle. No había luces rojas ni atascos que pudieran detenernos. Si necesitábamos involucrar a la policía o al departamento de bomberos, teníamos la autoridad para pedir cualquier ayuda requerida.
Así es como pienso del Espíritu Santo, que la versión amplificada de Juan 14:26 llama nuestro soporte. Él siempre está listo para ayudar, y tiene todo lo que usted puede necesitar. ¡Además de su propia sensibilidad a Su guía, nada detiene Su poder o provisión!
Me recuerda a un padre corriendo junto a un niño mientras este aprende a andar en bicicleta, listo para mantenerlo estable si pierde el equilibrio. El Espíritu Santo está allí con nosotros mientras nos aventuramos en la vida, animándonos y alentándonos a que lo intentemos de nuevo si caemos. Dios no lo crítica. Él lo ama y le ha dado su Espíritu Santo para estar a su lado y vivir dentro de usted, y para llenarlo con Su poder en su diario vivir.
Como lo muestra el versículo de hoy, ¡necesitamos al Espíritu Santo en nuestras vidas! Él es su Consolador, Consejero, Ayudante, Intercesor, Defensor, Fortalecedor y Soporte. Él siempre está para su bien y quiere capacitarlo para que usted viva los increíbles planes que él tiene para usted. ¿Dirigirá usted su atención hacia Él hoy?