¡Gálatas, duros para entender! ¿Quién los embrujó? En nuestra predicación hemos mostrado ante sus propios ojos a Jesucristo crucificado. Sólo quiero que me contesten a esta pregunta: ¿Recibieron ustedes el Espíritu de Dios por el cumplimiento de la ley o por aceptar el mensaje de la fe? Gálatas 3:1-2 (DHH)
Muchas de las cartas del Nuevo Testamento les recuerdan a los creyentes no volver a confiar en la ley. Al igual que hoy, los primeros cristianos necesitaban que se les recordara: “¡Usted no tiene que ser bueno para conseguir que Dios lo perdone o lo bendiga!”
Este fue el mensaje de Pablo en los versículos de hoy. Es como si él nos estuviera diciendo, “¡Creyentes torpes! Ustedes le dieron su vida a Jesús por la fe. Ustedes no tuvieron que hacer nada más que confesar y creer, y fueron salvos. ¿Ahora, ustedes piensan que necesitan regresar a sus buenas obras para tratar de ganar las bendiciones de Dios? “
El hecho de que nuestra posición correcta con Dios y las bendiciones que recibimos de él son GRATIS es lo que distingue al cristianismo de todas las demás religiones del mundo. En cualquier otra fe, la gente cree que obtiene lo que se merece. Haga cosas buenas y obtiene cosas buenas. Dios (o cualquier deidad) estará feliz con usted. Pero si usted hace el mal, va a obtener lo malo.
¡Imagine cómo Jesús puso al mundo al revés con sus enseñanzas! En un mundo que estaba basado en las buenas obras como una forma de llegar a Dios, ellos deben haberse sentido impactados cuando Pablo predicó acerca de estar bien con Dios, no siguiendo las leyes, sino mediante la recepción de una “justicia que procede de Dios sobre la base de la fe” (Filipenses 3:9).
¿Ha estado usted dependiendo de una relación basada en el rendimiento a Dios? Como creyente, usted tiene una relación basada en la fe con Dios, y por eso le llaman un creyente, ¡no un hacedor del bien! Su posición en la familia de Dios es un regalo, y usted es justo, ¡lo cual le da el poder de “hacer” lo correcto!