EL AMOR DE DIOS SANA EL CORAZÓN DE HUÉRFANO

Leon FontaineEntregate

yo me aparecí a él de lejos. Yo te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad. Jeremías 31:3 (DHH)

Hemos estado en una serie en los últimos días sobre la sanación de nuestros “corazones de huérfanos”. Quizás usted conozca bien este sentimiento de orfandad; quizás usted haya experimentado momentos en los que se sintió desesperadamente solo o extrañamente vacío. Estos sentimientos nos pueden afectar a todos, incluso como creyentes, cuando hemos perdido de vista el amor incondicional de Dios por nosotros.

El problema es que necesitamos saber que Dios nos ama y que hemos sido justificados con Él en Cristo. Jesús fue a la cruz por usted, para lidiar con su naturaleza pecaminosa. Cuando usted entregó su vida a Él, usted recibió aceptación delante de Dios. Ahora, cuando Dios lo mira, no se enfoca en todo lo que usted haya hecho mal. Lo que él ve es a alguien que ha sido justificado con Él, que es aceptado, amado y bendecido.

Sin este enfoque, es imposible confiar en el amor incondicional de Dios. Seguimos pensando en todo lo que hemos hecho mal, asumiendo que Dios está enojado con nosotros. Pero Dios lo mira a través de Cristo, y usted ha sido limpiado por la sangre de Jesús. La naturaleza pecaminosa que una vez tuvo se ha ido y ahora usted tiene la naturaleza de Dios.

¿Esta nueva naturaleza significa que usted nunca peca? No, todos nos quedamos cortos en los planes perfectos de Dios, pero su naturaleza pecaminosa desapareció. Dentro de usted está la naturaleza y la presencia de Dios, pero usted está en proceso de ser mejor. Su Palabra le está enseñando, mostrándole los valores y caminos de Dios, y usted está cambiando y creciendo en Él. Enfóquese en el hecho de que Dios lo ama y en lo que incluye todo ese amor, ¡y esto traerá sanidad a su corazón de huérfano!