Lucas 15:30 (VOZ) Hijo mío, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo.
En los últimos días, hemos estado hablando acerca de la parábola de Jesús sobre el hijo pródigo. Hoy me gustaría enfocarme en otro aspecto de esa historia que nos enseña una lección importante: el hijo mayor.
Cuando el hijo pródigo regresó y el padre le organizó una fiesta, el hijo mayor no estaba muy feliz. Él dijo: “Escucha, todos estos años he trabajado duro para ti. Nunca he desobedecido una de tus órdenes. Pero ¿cuántas veces me has dado un cabrito para celebrar una fiesta con mis amigos? ¡Ni una sola vez! ¡Esto no es justo! “(VOZ).
Al principio, la ira del hijo mayor parece justificada, pero escuche la respuesta del padre. Él dijo, “Todo lo que tengo es tuyo”, o en otras palabras, “¡Podrías matar un ternero gordo cualquier noche que quisieras! ¡También es tu ternero cebado!” El hijo mayor juzgó al hijo menor, pero ¿era realmente tan perfecto? él estaba sirviendo a su padre por obligación, y tampoco entendía a su padre. Pensaba que su padre quería que él trabajara incansablemente día tras día, y el padre le decía: “Podrías haber estado disfrutando ¡Mis bendiciones desde el principio!”.
Aquí está la lección de esta historia: no sea como el hijo mayor o el menor. ¡Sea cómo el padre!
No tengamos la actitud religiosa de que deberíamos estar sufriendo por Jesús. Eso solo nos llena de resentimiento hacia los hijos pródigos de nuestro mundo. Nuestro Padre Dios quiere que disfrutemos de una relación con Él y que disfrutemos de Sus bendiciones, Él no quiere que le sirvamos por obligación o ritual. ¡Abracemos Su gracia y luego extendamos esa misma ayuda, perdón y aceptación a otros!