Ama al Señor con ternura, y él cumplirá tus deseos más profundos. Salmo 37:4 (DHH)
Cuando Dios hizo a la humanidad, creó una familia para sí mismo. Él es nuestro Padre, y al igual que los padres humanos no quieren controlar a sus hijos mayores de edad, él no quiere controlarnos.
Los niños son malos administradores en general. Ellos no saben cómo tener un manejo sobre sus dientes, su ropa, su habitación, su dieta, o incluso ir al baño en un ¡primer momento! Pero con el tiempo y mucho entrenamiento, aprenden a manejar estas cosas y más. Les enseñamos la forma de conducir, la forma de caminar y hablar, cómo tratar con la gente, cómo obedecer la ley y como creyentes, la manera de entender quiénes son en Cristo.
Y hacemos todo este entrenamiento con el objetivo de que un día sean liberados al mundo. Nuestro objetivo como padres humanos no es tomar todas las decisiones por nuestros hijos adultos. Queremos educarlos para que manejen su propia vida bien y luego liberarlos en el mundo.
Dios hace lo mismo. Él quiere liberarlo en este planeta para que usted logre los sueños que tienes en su corazón. ¡Dios quiere verlo crecer y tener éxito!
No estoy diciendo que Dios lo apoya cuando usted va tras sueños negativos y destructivos. Los padres humanos también quieren que sus hijos vivan sus sueños dentro de ciertos límites. ¡Ningún padre quiere que su hijo sueñe en convertirse en un asesino en serie, por ejemplo! Lo mismo aplica para Su Padre Dios.
Dios no está ahí para limitarlo o controlarlo. Él quiere concederle las peticiones de su corazón… que serán buenos deseos, siempre y cuando usted continúe valorando y disfrutando de su relación con él.