Tú desprecias la inagotable bondad, tolerancia y paciencia de Dios, sin darte cuenta de que es precisamente su bondad la que te está llevando a convertirte a él. Romanos 2:4 (DHH)
En muchas religiones legalistas, parece que el objetivo es hacer que usted se sienta mal consigo mismo.
Yo incluso he estado en iglesias donde el predicador con sus mensajes parecía estar haciendo que todos se sintieran pecadores, y luego lograba llenar el altar con personas que lloraban y se arrepentían. El problema es que, a la larga, esto hace que las personas pierdan la esperanza, como si nunca fueran lo suficientemente buenas, así que no tiene sentido intentarlo.
Los estilos de crianza desactualizados parecen imitar esta tendencia. Hace que sus hijos se sientan avergonzados y mal, esta parece ser la idea, pero solo aplasta sus espíritus.
Así no es como nuestro Padre Dios nos corrige y nos disciplina. Él lo hace con Su Palabra. Él nos educa sin disminuir nuestra autoestima. Él quiere que sepamos cuán amados y valiosos somos para él. Sí, él quiere que diferenciemos el bien del mal. Él quiere que crezcamos para ser más desinteresados y auto disciplinados, pero Él no nos regaña o nos dice lo terribles que somos. Él no necesita hacerlo sentir avergonzado y repugnante para lograr que usted cambie. Después de todo, de acuerdo con el versículo de hoy, es su bondad lo que hace que hagamos un giro de 180 grados cuando vamos en la dirección incorrecta.
Usted es especial. Es amado. Usted está coronado con honor, dignidad y valor. Cuando usted se equivoca, Dios no lo mira de manera diferente. Él se para allí con los brazos abiertos, esperando que usted se sintonice con el amor que Él le envía.