Ahora bien, si alguno trabaja, el pago no se lo puede dar como un regalo sino como algo merecido. En cambio, si alguno cree en Dios, que hace justo al pecador, Dios le tiene en cuenta su fe para reconocerlo como justo, aunque no haya hecho nada que merezca su favor. Romanos 4:4-5 (DHH)
A veces puede ser más fácil creer que Dios lo ama que creer que Él realmente lo aprueba.
Es posible que usted pueda entender que Dios lo ama en un sentido general, de la forma en que una maestra de jardín infantil ama a su clase o un pastor ama a su congregación. Pero otra cosa es creer que Dios lo ama personal e individualmente. Si usted ha hecho cosas de las que no se siente orgulloso (o si usted tiene dificultades para amarse a sí mismo), puede que sea aún más difícil creer que Él no está enojado, y que solo quiere traer bendiciones a su vida.
Hay una historia en la Biblia que puede ayudarle con este tema de la aprobación. Cuando Jesús fue bautizado, Dios dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:16-17, NKJV). Ahora, si esto hubiera sucedido después de que Jesús resucitó a Lázaro de entre los muertos o caminó sobre el agua, sería fácil ver por qué. Jesús aún no había hecho nada “grande”, pero Dios estaba complacido con él.
¿Qué podemos aprender de esta historia? La aprobación de Dios no se puede ganar; ¡es un regalo para usted como un creyente a través del Señor Jesús! Es posible que Él no apruebe todas sus elecciones. Pero cuando se trata de USTED, que ha recibido a Jesucristo, ¡usted tiene Su aprobación!
Imagínese que Él lo mira con ojos llenos de amor. ¡Él lo aprueba!