Pero el Señor me ha dicho: «Mi amor es todo lo que necesitas; pues mi poder se muestra plenamente en la debilidad.» Así que prefiero gloriarme de ser débil, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 2 Corintios 12:9 (DHH)
A veces usted sentirá que su mejor esfuerzo no es suficiente. Puede ser fácil quedarse detenido ante las deficiencias y los fracasos. Todos los tenemos. Sin embargo, usted no puede quedarse en el remordimiento si quiere avanzar.
Una vida de remordimiento es dolorosa. Si usted no se perdona, lleva una carga agotadora: el equipaje del remordimiento que agota su energía, dejándole poco combustible para su futuro.
Como seguidor de Jesús, Dios lo perdonó por todo. Usted también puede. No importa lo que haya hecho o no haya hecho, perdónese. Hágalo no solo por usted, sino por todos los que lo rodean y con los que se relaciona.
Perdonar no es una decisión que usted toma en un segundo y de la cual luego se olvida. Es un proceso, una elección que usted debe tomar cada vez que el recuerdo de sus defectos le llega.
Aquí es donde usted necesita a Dios. Ponga en Sus manos su debilidad. Él promete ser fuerte por usted, cada vez que usted es débil. Él cierra la brecha entre lo que usted puede hacer y lo que debe hacerse. Confíe en eso.
Él hará la diferencia cuando usted el pida que lo haga. Él no está limitado por sus defectos y fallas.
Acepte el pasado y emociónese con el futuro. Viva con pasión. No pierda el tiempo lamentando el pasado y preocupándose por el futuro. En lugar de pensar en lo que podría haber hecho mejor ayer, haga algo increíble hoy.