Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, también por medio de él y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes y nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Romanos 5:1-2 (NKJV)
¿Usted tiene algo que le gustaría cambiar en su vida?
Tal vez usted desee tener más control sobre su temperamento, o desea no pasar tanto tiempo en el trabajo, o simplemente desea poder decir no a la gente con más frecuencia para no salir tan quemado al final de cada semana.
Todos tenemos algo con lo que estamos tratando, y si queremos tener la fuerza para superarlo, necesitamos comenzar a confiar en la gracia de Dios.
Hemos estado en una serie hablando sobre la paz de Dios, y hemos pasado unos días estableciendo el hecho de que no podemos ganar una relación con Dios o el derecho de acceder a Sus promesas y bendiciones. Estos ya son nuestras a través de la fe.
Lo mismo sucede con la gracia de Dios. La gracia es la habilidad, la fuerza y el poder que Dios ha puesto a su disposición como creyente, y también es un regalo de Dios. El asunto es que usted no puede acceder a esta gracia si cree que tiene que ganarla. La gracia se accede a través de la fe.
Como creyente, con el Espíritu de Dios en su interior, usted debe saber que ya tiene el poder que necesita para tomar las decisiones correctas y vencer la tentación. Usted tiene más fuerza de la que necesita para hacer frente a cualquier desafío. ¡Usted ya tiene el Espíritu Santo en usted, para caminar en Su paz, gozo, poder y provisión! ¡Es hora de reclamarlo y empezar a creerlo!