El amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús. 1 Juan 4:17 (NKJV)
Es fácil quedar atrapado en tratar de adaptarse, incluso en la iglesia. Cuando nos esforzamos por seguir todas las reglas, tanto las habladas como las que no lo son, podríamos incluso comenzar a pensar que Dios ama más a los que siguen las reglas. El problema es que este tipo de enfoque conduce al orgullo o a la condena. Si sentimos que somos mejores que otros en seguir las reglas, nos sentimos orgullosos. Si sentimos que no estamos a la altura, nos sentimos condenados.
No estoy diciendo que estas “reglas” son malas. Algunas pueden ser preferencias culturales que no tienen nada que ver con la Palabra de Dios, pero otras están basadas en los principios de Dios, y seguirlas lleva a tener una mejor vida. El pecado provoca estragos en nuestras vidas, así que la presión positiva que recibimos en la iglesia para seguir los caminos de Dios puede ser algo muy bueno. Pero tenemos que recordar que nuestra relación con Dios no está basada en nuestro comportamiento. Está basada en Cristo.
Si usted ha dado su vida a Jesucristo, el versículo de hoy dice que así como Él es, también nosotros somos en este mundo. En otras palabras, cuando Dios lo mira, él ve el registro perfecto de Jesús porque Cristo es “el sacrificio expiatorio por nuestros pecados” (1 Juan 2: 2).
Por lo tanto, ya sea usted un creyente que lo hace muy bien al seguir los principios de Dios o que todavía está en el proceso de hacerlo, Dios lo mira con el mismo nivel de amor y aceptación.
Dios lo ama y lo acepta, y lo está capacitando para que usted siga Sus caminos, para que pueda tener la mejor vida posible.