No tengan miedo, ovejas mías; ustedes son pocos, pero el Padre, en su bondad, ha decidido darles el reino. Lucas 12:32 (DHH)
¿Alguna vez ha escuchado a alguien comentar: “Son muy bendecidos” cuando están celosos de la vida de otra persona? Es muy parecido a cuando un niño acusa a sus padres de tener favoritismos.
Dios nunca muestra favoritismos. Él no bendice a una persona más que a otra. ¡Así no es como Él trabaja! Sus bendiciones se han derramado por igual a cada miembro de su familia y en cada área de nuestras vidas.
Cuando Jesús murió en la cruz, Él tomó toda enfermedad, dolencia y pobreza y las reemplazó con solo bendiciones. Como creyentes, somos igualmente bendecidos y sus bendiciones cubren cada área de nuestras vidas. Dicho esto, no siempre se ve de esa manera. Una pareja tiene un gran matrimonio y otra enfrenta problemas. Uno parece afortunado en los negocios; otro también tiene suerte, pero todo le sale mal. La vida puede parecer injusta, pero debemos tener cuidado de no culpar a Dios por todo, cuando realmente deberíamos darle la gloria por todo.
A veces todo se reduce al nivel de habilidad. Por ejemplo, es posible que usted haya desarrollado habilidades comerciales, pero no habilidades en las relaciones. No estoy diciendo que cada problema que usted encuentre sea su culpa o sea el resultado de una falta de habilidad de su parte. A veces en la vida suceden cosas que no se pueden evitar. Sin embargo, no culpe a Dios. Él no hace la vida de algunas personas más fácil y de otras más difícil.
Jesús murió por usted y usted puede y debe reclamar cada promesa en la Biblia como suya. Usted es bendecido.