Ningún sirviente puede servir a dos amos; porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas. Lucas 16:13 (DHH)
¿Alguna vez se ha sentido como un barco a la deriva? Un minuto parece que se dirige en la dirección correcta, pero al siguiente, su atención es llevada a otra parte. Usted tiene buenas intenciones, pero siempre algo se interpone en el camino. Usted siente que siempre está apagando incendios. Y todo parece estar fuera de control.
¿Qué pasa si le digo que no tiene por qué ser así? La respuesta está en la pregunta, ¿en dónde ha colocado usted su devoción?
La palabra “devoto” se puede definir como entregarse por completo a una persona, actividad o causa específica. Todos tenemos devoción por algo.
Algunos son devotos a la familia. Para otros, es su carrera. Algunos tienen una gran devoción por sus equipos deportivos o programas de televisión favoritos. Vivimos en un mundo donde somos constantemente bombardeados por cosas que claman por nuestro tiempo y atención.
Hay muchas cosas excelentes a las que usted puede dedicar su tiempo y esfuerzo, pero solo una cosa puede llenarlo con lo que usted necesita para manejar el resto. Cuando usted siente devoción por Dios en primer lugar, todo en su vida florece. Usted tendrá la fuerza para criar bien a sus hijos, la visión para sobresalir en su carrera y el amor incondicional para tener excelentes relaciones.
Cuando usted se hace devoto de Dios, ese sentimiento de estar a la deriva pasa y comienza a sentirse confiado en quién usted es y en la dirección que lleva.