El que cree en el Hijo de Dios, no está condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado por no creer en el Hijo único de Dios. Juan 3:18 (DHH)
Muy pocas personas en este mundo se proponen comportarse de manera ruda. Entonces, ¿por qué muchos terminan con mal genio, crítica e impaciencia? Una causa sorprendente de ello es la culpa.
Muchas personas caminan sintiéndose avergonzadas de algo. Los cristianos son particularmente y con frecuencia susceptibles a eso, están equivocados acerca de la misericordia de Dios. Es posible que no se den cuenta de que cuando aceptaron a Jesucristo como su Salvador, sus pecados fueron completamente eliminados. Dios ha dejado de lado su culpa y ellos también pueden.
Algunos piensan que necesitan aferrarse a un sentimiento de culpa para comunicar que lamentan lo que han hecho. Pero un pensamiento negativo, cargado de culpa, les roba la alegría y hace que descarguen sus malos sentimientos en los demás.
Aún peor, ellos sienten que deben cargar con la culpa para evitar volver a fallar. Pero la culpa no evita el mal comportamiento sino que lo alienta. ¡Al estar enfocado en él, es más probable que usted caiga! Además, como usted no puede perdonarse a sí mismo, tiene dificultades para perdonar a los demás.
No pierda el tiempo pensando en todas las cosas que usted no es. Mire lo que usted es. Dios dice que usted es “Su obra maestra” (Efesios 2:10), “Su posesión preciada” (Deuteronomio 7:6) y no hay “ninguna condenación (no es declarado culpable de sus fallas) para aquellos que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).
Camine hoy con la cabeza bien alta, con gratitud por todo, lo que ha sido perdonado. Luego extienda esa misma aceptación y perdón a todos los que usted conozca.