Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que entendamos las cosas que Dios en su bondad nos ha dado. 1 Corintios 2:12 (DHH)
Como creyentes, no podemos permitir que el miedo nos limite. El miedo nos causa pánico y hace que confiemos únicamente en lo que sabemos. ¡En cambio, debemos confiar en lo que nuestro Padre Dios que todo lo sabe, y que es todo amor, conoce!
Las personas que se pierden en el bosque generalmente deambulan en círculos mientras intentan seguir su propio sentido de orientación, a menudo terminando justo donde comenzaron. Trabajan muy duro pero no llegan a ninguna parte.
Esto me recuerda cuando el pueblo de Israel deambuló por el desierto camino a la tierra prometida. El problema es que el miedo y la desconfianza se afianzaron. En lugar de seguir los caminos de Dios, los israelitas siguieron su propio sentido de dirección. ¿Cuál fue el resultado? Viajaron en círculos durante cuarenta años cuando el viaje debería haber tomado 40 días.
Esta es una gran lección para nosotros como creyentes. Es muy fácil desviarse, tratando de seguir nuestra propia lógica y nuestros deseos. Corremos en círculos, preocupados por tener lo suficiente, por lo que piensan los demás y por proteger a los nuestros. Siguiendo nuestro propio sentido de dirección, no llegamos a ninguna parte.
Dios entiende quiénes somos y espera pacientemente que nos fijemos en él. Tenemos un guía, y Él está dentro de nosotros. ¡El Espíritu Santo conoce el camino! ¡Después de todo, Dios creó el camino y Jesús es el camino!
En lugar de tomar decisiones basadas en el miedo, confiando únicamente en lo que sabemos, podemos elegir la fe, confiando en lo que Dios dice que nos ha dado en Su Palabra.