Como el Espíritu Santo no les permitió anunciar el mensaje en la provincia de Asia, atravesaron la región de Frigia y Galacia, y llegaron a la frontera de Misia. De allí pensaban entrar en la región de Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió. Así que, pasando de largo por Misia, bajaron al puerto de Tróade. Hechos 16:6-8 (DHH)
Con frecuencia perdemos oportunidades de seguir la guía del Espíritu Santo porque parece difícil, ¡pero siempre vale la pena! La sensación que usted experimenta al trabajar con el Espíritu Santo no tiene igual.
Hace años, yo estaba conduciendo mi auto cuando noté que una mujer y su hijo caminaban por la calle. Se destacaron ante mí por alguna razón, así que hice una oración rápida por ellos. Al día siguiente los volví a ver en una calle diferente, así que oré de nuevo. ¡Increíblemente, esto sucedió siete veces!
Unas semanas más tarde, me sorprendió cuando ella y su hijo entraron a nuestra iglesia. Más tarde descubrí que su esposo estaba abusando de ella y nuestra iglesia pudo ayudarla.
El Espíritu Santo siempre sabe quién, qué, cuándo y por qué. A veces pensamos que dejar que Él lo guíe es algo complicado, ¡pero en realidad no lo es! Él simplemente nos hace eficaces.
En Hechos 16:6-8, Pablo estaba listo para mudarse a otra ciudad. Hizo un plan, pero sintió que el Espíritu Santo le aconsejaba que no lo hiciera. Escogió otra dirección pero de nuevo la respuesta fue no. Pablo pudo haberse frustrado, pero confió en el Espíritu Santo y se fue a Europa. En la Edad Media, fueron las iglesias en Europa las que mantuvieron vivo el Evangelio y todo porque Pablo había escuchado al Espíritu Santo cientos de años antes. El Espíritu Santo sabía a dónde tenía que ir Pablo.
Él también sabe a dónde tiene que ir usted. ¡Pregúntele hoy y siga su consejo!