Que por medio del espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Efesios 3:16-17 (KJV)
Cuando las cosas salen mal, queremos hablar de ello. Nos referimos a esto como “desahogo”, pero tenemos que darnos cuenta de que nuestras palabras tienen poder. Si todo lo que hablamos son problemas, sólo vamos a crear más de lo mismo.
No estoy diciendo que necesitamos cerrar nuestros sentimientos. Está bien reconocer que estamos frustrados, enojados o ansiosos. De hecho, esto puede ser muy liberador, pero también es importante enfocarnos en las soluciones. Necesitamos hablar sobre a dónde queremos ir a continuación y qué queremos que suceda. Y tiene un gran poder que como creyentes, reclamemos lo que Dios nos ha prometido.
Si usted está luchando para superar una adicción, por ejemplo, podría reclamar 1 Corintios 10:13 y Romanos 6:17-18. Reclame estas promesas; podría sonar algo como esto: “Padre, gracias por liberarme de esto. ¡Y gracias, porque cuando me siento tentado, siempre me das una salida!”
Si la situación que usted está enfrentando lo hace sentir ansioso, es una gran idea reclamar 2 Timoteo 1:7. Diga algo como esto: “Gracias, Padre, porque no me has dado un espíritu de temor, sino de poder, amor, disciplina y autocontrol”.
Sea lo que sea que usted esté enfrentando, sepa que Dios le ha dado el poder de superarlo. El versículo de hoy le promete fuerza en su ser interior, y los versículos que siguen dicen que usted tiene el poder de comprender cuán alto y profundo es el amor de Cristo. ¡Esa promesa se aplica a cualquier cosa que usted pueda enfrentar en esta vida, porque el amor de Dios lo guiará a través de esa situación!