Pero él respondió y dijo: “Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Mateo 4:4 (NKJV)
La idea de que debemos resistir nuestros sentimientos es hoy impopular. De hecho, los sentimientos parecen ser la preocupación número uno. Los padres suelen poner la felicidad de sus hijos en primer lugar, pero ¿qué pasa con el honor, la integridad y la generosidad? Parece que estamos siendo influenciados para perseguir nuestros sentimientos.
El hecho es que nuestros sentimientos son engañosos. No podemos someter nuestras decisiones a nuestros sentimientos, especialmente si contradicen la Palabra de Dios.
Por ejemplo, qué pasa si usted está en el trabajo y le llega el pensamiento de que no se siente apreciado. Estoy seguro de que todos nos hemos sentido de esa manera a veces, pero ¿qué pasa si usted permite que ese sentimiento le imponga sus opciones? En la medida en que transcurre el día, usted puede que comience a buscar la prueba de que la gente no lo aprecia. Incluso si no es cierto, si usted se enfoca en estar ofendido, comenzará a malinterpretar lo que otros dicen y hacen, y terminará arruinando las relaciones.
Como creyentes, no vivimos nuestras vidas por los sentimientos. Vivimos por la verdad, la verdad de la Palabra de Dios. Yo entiendo la importancia de los sentimientos.
Reconózcalos y hable con alguien de su confianza sobre cualquier sentimiento negativo persistente que tenga. Al mismo tiempo, dese cuenta de que a veces los sentimientos provienen del enemigo. A veces se plantan en su mente para sacarlo de la pista, y usted necesita resistirse a ellos.
¿Cómo sabrá usted la diferencia? Recurra a la Palabra de Dios. Si esos sentimientos lo están alejando de Sus promesas o principios, resístase a ellos. Sométase a la Palabra de Dios, y Su gracia le permitirá descifrar la verdad.