Curándose y siguiendo adelante

Leon FontaineEntregate

Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de buen juicio. 2 Timoteo 1:7 (DHH)

A veces caemos en la mentira de que necesitamos que alguien más haga el primer movimiento para poder sanarnos.

Esto me recuerda una historia. Un hombre caminaba por la playa una mañana cuando fue golpeado en la cara por los excrementos de una gaviota. Indignado, el hombre se negó a limpiarse. Él estaba decidido a que la gaviota fuera la encargada de limpiar lo que había hecho.

Día tras día, el hombre seguía esperando a la gaviota para que le solucionara el problema, pero era inútil. Como usted puede imaginar, la situación maloliente del hombre tenía un efecto bastante negativo en su carrera y en sus relaciones.

Es una historia tonta, pero tiene una enseñanza poderosa. A veces hacemos a otros responsables de lo que está pasando en nuestras vidas porque nos han afectado o dañado en algún aspecto. Pensamos: “¿Por qué debo arreglar este problema o perdonar y seguir adelante? Ellos son los que están equivocados. “El problema cuando hacemos esto, es que sólo estamos manteniendo nuestra propia curación a distancia.”

Incluso aunque usted no haya hecho nada malo, habrá momentos en que usted necesita hacer el primer movimiento. Usted puede comenzar el proceso de perdón, incluso cuando la reconciliación no parezca posible. Y si valora la relación, usted puede iniciar una conversación. Incluso usted podría decir: “Probablemente no fue tu intención, pero dijiste algo que me pareció dañino. ¿Podemos hablar de ello?

Hay mucho poder en el perdón. Cristo en usted, le da el poder de dar el primer paso hacia la curación y seguir adelante.