Hijitos míos, que nuestro amor no sea solamente de palabra, sino que se demuestre con hechos. 1 Juan 3:18 (DHH)
La cultura de su hogar se desarrolla a través de palabras y acciones. ¿Está alineado lo que usted dice, con lo que cree y con la forma en que usted vive su vida en casa?
Los niños retoman más lo que hacemos que lo que decimos. Si decimos que valoramos a nuestro cónyuge y a los otros miembros de nuestra familia, no podemos estar con ira o quejándonos en todo momento. Necesitamos asegurarnos de que nuestras acciones se alineen con la cultura que estamos tratando de crear.
Los niños tienen la extraña habilidad de ver cuando estamos siendo inconsistentes. Podríamos hablar como si fuéramos personas victoriosas que confiamos en las promesas de Dios, pero nuestros hijos sabrán si estamos congelados por el miedo o si los llevamos a urgencias llenos de pánico cada vez que tienen un pequeño resfriado. Si decimos que confiamos en Dios, pero nos enloquecemos cada vez que algo malo sucede porque tenemos miedo de no poder solucionarlo, nuestros hijos se darán cuenta. En lugar de cultivar la fe, estamos cultivando el miedo.
La buena noticia es que usted, como creyente, puede vivir una cultura basada en la verdad de la Palabra de Dios y sus promesas. En primer lugar, al renovar su mente en la Palabra de Dios, usted puede comenzar a reemplazar las creencias erróneas que tiene, y luego puede optar por defender lo que es verdadero y correcto. ¡El Espíritu Santo está en usted, Él no solo le revela esta verdad, sino que lo autoriza a vivir de acuerdo con ella!
¡Siga pasando tiempo en la Palabra de Dios y continúe poniendo esta palabra en práctica en su vida diaria, y usted estará seguro de construir una cultura familiar ganadora!