Pero Jesús se volvió y los reprendió. Luego se fueron a otra aldea.
Lucas 9:55–56 (DHH)
Dios nos ha hecho más que vencedores (Romanos 8:37). Esto significa que tenemos el poder de vencer en cada área de nuestras vidas. Sin embargo, necesitamos entender qué clase de vencedores somos.
No somos empoderados para dominar o controlar a otros. Fíjese, hay una gran diferencia entre poder y fuerza.
Algunos líderes fuerzan a la gente a seguirlos a través del control y la manipulación. Pero Jesús no fue esa clase de líder. El no derribó a aquellos que vinieron en contra de Él, y aun así, usted nunca encontrará a nadie más lleno de poder.
En Lucas 9, Jesús se disponía a salir hacia a Jerusalén. Él envió mensajeros delante de él a una villa samaritana para preparar algún lugar donde pudiera quedarse, pero Él no era bienvenido allá porque los samaritanos y los judíos no se llevan bien.
Jacobo y Juan escucharon eso y se molestaron, por lo que le preguntaron a Jesús si Él quería que ellos mandaran a descender el fuego del cielo para destruir a esta gente (v. 54). Ellos sabían que Elías había mandado una vez a bajar el fuego para destruir a sus enemigos, lo cual sirvió para un propósito en ese momento., pero ellos no entendían que Jesús era una clase de líder diferente.
Una cosa es hacer que la gente le siga; otra cosa es hacer que quieran seguirle. Jesús no estaba interesado en forzar a la gente a que lo siguieran a Él. Después de todo, así no es como se conquista el corazón de alguien, y ¡Jesús quiere nuestros corazones!
Como seguidor de Cristo, usted camina en el poder, no en la fuerza. ¡Dios le está guiando en cada área de su vida para que usted sea de Su clase de vencedor!