Pero tiene que pedir con fe, sin dudar nada; porque el que duda es como una ola del mar, que el viento lleva de un lado a otro. Quien es así, no crea que va a recibir nada del Señor, porque hoy piensa una cosa y mañana otra, y no es constante en su conducta. Santiago 1:6-8 (DHH)
¿Alguna vez usted se ha sentido en conflicto con sus creencias cristianas?
Por ejemplo, es posible que le hayan enseñado que Dios lo ama y lo acepta incondicionalmente. Por otra parte, es posible que también usted haya escuchado que Él lo rechazará si peca. Esas son creencias conflictivas. Otras creencias conflictivas suenan así: “Dios quiere bendecirnos y sanarnos, pero a veces envía tragedias o enfermedades para enseñarnos cosas” o “Dios nunca lo dejará ni lo abandonará, pero a veces su presencia es distante”.
Cuando tratamos de creer dos creencias opuestas al mismo tiempo, caemos en la duda y la incredulidad. Pasamos de la gracia a la ley, de depender de Cristo a depender de uno mismo, y de darnos cuenta de que las cosas suceden en este planeta y nuestras elecciones tienen consecuencias a pesar de que Dios tiene el control de todo lo que nos sucede. Terminamos, como dice Santiago 1:6-8, con doble ánimo e inestables.
La fe es lo que se manifiesta cuando usted cree sin lugar a dudas que algo va a suceder, y usted puede desarrollar este tipo de fe renovando su mente en la Palabra. Romanos 10:17 dice que la fe viene de escuchar y entender la Palabra de Dios.
¡Usted puede terminar teniendo conflicto con el cristianismo, de diferentes maneras en su vida! Comience volviendo a los principios básicos de la gracia: “Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes; sino que es el regalo de Dios” (Efesios 2:8-9).