Por lo tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos, y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca.
Mateo 7: 24-25 (NVI)
Si hace lo que Jesús dice que haga, usted es como un hombre prudente que construye una casa inamovible.
Las tormentas prueban una casa en diferentes formas. El viento prueba que tan bien han sido colocadas las tejas. La lluvia pone a prueba las bases y humedece las tejas para ver si pueden prevenir una inundación. Si hay una falla en como la ventana ha sido instalada, la lluvia va a encontrar la manera de entrar.
Una pequeña ventana podría parecer poco importante. Pero cuando está lloviendo y arruina las paredes y los suelos, esa ventana es bastante importante. Es necesario construir con fuerza en cada parte de su casa.
Lo mismo puede decirse de la casa de Dios. Todos somos miembros del cuerpo de Cristo. Cada uno de nosotros debe construir con fuerza en nuestras vidas, porque todos somos importantes y jugamos un papel crucial.
¿Cómo podemos construir fortaleza en nuestras vidas? Algunos dicen que el sufrimiento nos hace más fuertes, pero yo creo de esta manera: ¿La tormenta fortaleció la casa? Una tormenta no va a componer las bases, adherir las tejas o sellar las ventanas. Las tormentas tratan de destruir la fuerza con que el carpintero construyó la casa.
Aunque es cierto que se puede aprender algo de una tormenta, Dios no las envía a nuestra manera para fortalecernos. Él nos ha dado Su Palabra; que es la mejor manera de construir la fuerza en nuestras vidas.
Utilice la Palabra de Dios para construir la fuerza en su vida para que pueda mantenerse firme a través de las tormentas de la vida!