Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha.
Salmos 16:11 (AMPC)
Para muchos de nosotros, las vacaciones de Navidad significan pasar más tiempo con la familia y amigos y menos tiempo en el trabajo. Pero el tener unos días más de vacaciones no necesariamente se traduce en una celebración alegre. Ciertos asesinos de la alegría pueden arruinar su Navidad.
La clave para experimentar una alegría increíble, independientemente de su situación, es mantener a Dios en la vanguardia.
Tenga en cuenta que la alegría es diferente a la felicidad. Si usted se encuentra afligido por la pérdida de alguien que ama, la felicidad puede parecer imposible. Pero de alguna manera, la alegría es posible. Usted puede no estar riendo y el dolor puede ser muy real. Sin embargo, tal vez usted tenga esa sensación dentro, de que Dios es más grande que el dolor, y que él está con usted. Todavía puede doler, pero sabrá que él no le causó el dolor, y que él va a estar con usted en cada paso del camino.
Usted puede acceder a esta alegría pasando tiempo con Dios.
Mientras usted pasa tiempo con Dios, recuerde que él lo ama incondicionalmente, más de lo que jamás sabrá. Esta increíble relación que tenemos con Dios es la fuente de la alegría de la que hablaba el ángel cuando dijo a los pastores: “Os traigo buenas noticias que causarán gran alegría a todo el pueblo” (Lucas 2:10).
¡Nuestra relación con Dios es nuestra fuente de alegría, no nuestras circunstancias!
Dios lo ama. Él se preocupa por usted y nunca lo defraudará. Que lo principal, el centro de esta navidad sea mantener una relación con él, y deje que su alegría y fortaleza se levanten desde lo profundo de su ser.