No dejen que los condenen esos que se hacen pasar por muy humildes y que dan culto a los ángeles, que pretenden tener visiones y que se hinchan de orgullo a causa de sus pensamientos humanos. Ellos no están unidos a la cabeza, la cual hace crecer todo el cuerpo al alimentarlo y unir cada una de sus partes conforme al plan de Dios. Colosenses 2:18-19 (DHH)
Ayer comenzamos un nuevo ciclo de devocionales sobre el tema de los ángeles. Comenzamos por resaltar el hecho de que los ángeles nunca deben apartarnos de nuestra relación con Jesús.
Pablo hace eco de este sentimiento en el versículo de hoy, advirtiéndonos de no unirnos a la obsesión que otros tienen con ángeles o visiones. Debemos mantener nuestro foco en la fuente que es ¡Jesús!
¿Se supone que debamos tener reverencia por los ángeles? No, los ángeles están en reverencia a Dios, ¡y así debemos estar nosotros!
Cuando los ojos de Ezequiel se abrieron para ver la sala del trono de Dios, los ángeles que él describió eran bastante impresionantes. Isaías tuvo una visión similar en la que los ángeles que rodeaban el trono de Dios estaban diciéndose unos a otros: “Santo, santo, santo es el Señor Todopoderoso; Toda la tierra está llena de su gloria” (Isaías 6:3). Estos ángeles estaban embelesados con Dios. ¡Esa es la actitud que necesitamos tener!
En ninguna parte de la Biblia encontramos que debamos perseguir a los ángeles, y necesitamos darnos cuenta de que la mayoría del tiempo ellos trabajan en un segundo plano, sin ser vistos por nosotros. Personalmente, yo nunca he visto o hablado con un ángel, pero creo que están trabajando en mi vida todos los días. No necesitamos buscar encuentros con ellos para beneficiarnos de lo que ellos hacen por nosotros.
Los ángeles adoran y están en reverencia a Dios. No tratan de exaltarse por encima de él. ¡Mientras estudiamos a los ángeles, reavivemos nuestra reverencia a Dios!