El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:31
Si usted quiere tener buenas relaciones, debe aprender a amarse a sí mismo.
Ayer comenzamos una nueva serie sobre cómo desarrollar un amor sano por usted mismo. Este amor sano no es un amor narcisista, egoísta o interesado. Es un sano respeto por usted mismo basado en su verdadero valor, determinado en quien Dios lo hizo para ser y lo que él dice acerca de usted en su Palabra.
En el desarrollo de este amor sano por usted mismo, hay dos aspectos involucrados. Marcos 12:30 revela el primero: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El primer paso es amar a Dios.
Mientras usted busca una relación con Dios y comienza a desarrollar el amor por él, también usted comienza a experimentar su amor incondicional, y este amor le da autoridad para amarse a sí mismo y a los demás.
La segunda parte de cómo desarrollar un amor sano por uno mismo se encuentra en el versículo siguiente: ama a tu prójimo como a ti mismo. Como creyentes, a menudo oímos hablar de la parte de “amar a tu prójimo”, pero ¿qué pasa con “como a ti mismo”? Si usted no se ama a sí mismo, ¿cómo va a amar a su prójimo? Si usted no se respeta a sí mismo, es difícil respetar a los demás y si usted es demasiado crítico de sí mismo, será demasiado crítico con los demás.
Como creyentes, necesitamos darnos permiso para amarnos a nosotros mismos. El “amor propio” tiene una connotación negativa, pero necesitamos redefinirla en términos bíblicos. Cuanto más gracia tengamos para con nosotros mismos y cuanto más aprendemos a aceptarnos a pesar de nuestras imperfecciones y defectos, más gracia tendremos para con los demás.