Por lo tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Mateo 7:24 (NVI)
A menudo pensamos que Dios envía las tormentas a nuestra vida, como el dolor, la tragedia y angustia, para hacernos más fuertes. Pero ¿es verdad?
En Mateo 7, Jesús contó una parábola acerca de dos casas: una construida sobre la roca y otra en la arena. Cuando llegó la tormenta, la de arena fue destruida, pero la de la roca se mantuvo.
Déjeme hacerte una pregunta. Que hizo que la casa sobre la roca estuviera fuerte para permanecer en pie? La tormenta fortaleció la casa? ¿Del cielo llueve concreto para asegurar las bases?
No, la tormenta no hizo nada para reforzar esa casa. La casa era fuerte porque el carpintero la construyó con fuerza intencionalmente. Utilizó la sabiduría para edificar sobre tierra firme.
La verdad es que Dios no está enviando tormentas a su vida para fortalecerlo. Él espera que usted aumente su fuerza en su propia vida, y Él le ha dado las herramientas y el poder para hacerlo.
Usted construye con fuerza en su vida cuando tiene la Palabra de Dios y su enseñanza dentro de usted.
Cuanto más se estudia la Palabra de Dios y se práctica el caminar con la dirección del Espíritu de Dios dentro de usted, es más probable que usted sabrá lo que hay que hacer en la tormenta. La tormenta aún puede no ser fácil de cruzar, pero usted puede determinar cómo responder a ella. La fuerza vendrá desde su interior, y usted aguantará la tormenta.
No es la tormenta la que lo fortalece; es la Palabra de Dios que haya aplicado antes de la tormenta.