Jesús les contestó: —Les aseguro que si tienen fe y no dudan, no solamente podrán hacer esto que le hice a la higuera, sino que aun si a este cerro le dicen: “Quítate de ahí y arrójate al mar”, así sucederá. Mateo 21:21 (NKJV)
Los niños no necesitan saber de dónde proviene la electricidad cuando pulsan un interruptor. Ellos sólo creen en ello. Así es como debe ser su fe. La confusión, la duda y el miedo tratan de impedir que recibamos lo que es nuestro.
En Marcos 9, encontramos la historia de un hombre que trajo a su hijo a Jesús para ser sanado. Esta fue la petición del hombre a Jesús: ten compasión de nosotros y ayúdanos. (vs. 22, DHH). ¿Le suena familiar? Muchos de nosotros hemos hecho oraciones desesperadas, dudando si Dios podría ayudar o incluso quería ayudar.
¿Cuál fue la respuesta de Jesús? ¿Cómo que “si puedes”? ¡Todo es posible para el que cree! (vs. 23, DHH).
El problema no es “Si Él puede”, es sí “¿Usted lo cree?” No se trata de evocar la compasión de Dios y de moverlo para que actúe en su nombre. Él ya está ahí para usted.
Con esto en mente, nunca se sienta condenado si no recibe instantáneamente una respuesta a su oración. Si usted necesita un milagro en su vida en este momento, elija tener la misma respuesta que el padre de este niño: ¡Ayúdame a creer más! (versículo 24, DHH). Jesús sabe que usted luchará contra la duda; Él está dispuesto a ayudarle a superarla.
Deje de tratar de resolverlo todo. Solo enfóquese en el resultado final, véalo sucediendo y crea que, gracias a Jesús, está ya hecho.