Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Lucas 22:42 (LBLA)
Uno de los obstáculos más grandes para tener fe es una mala interpretación de la oración de Jesús en Lucas 22:42. Muchas personas asumen que este versículo significa que no podemos conocer la voluntad de Dios en ningún asunto.
Ciertamente hay momentos en que podemos hacer esta oración. Cuando estamos atravesando una situación y la Biblia no da ninguna indicación de la voluntad de Dios al respecto, esta oración tiene sentido.
Por ejemplo, si estamos orando por una nueva oportunidad de trabajo o un sitio para mudarnos, no podemos esperar encontrar una página de la Biblia que diga: “Sí, acepta el trabajo” o “No, quédate donde estás”. En estos casos, podemos orar para que la voluntad de Dios se nos muestre a través de la suave y apacible voz del Espíritu Santo.
Por otro lado, cuando oramos por cosas que la Biblia dice que Dios ya nos ha prometido, no tiene sentido hacer oraciones de “si es tu voluntad”.
Si yo prometiera darle a uno de mis hijos un auto nuevo, no tendría sentido que ellos me estuvieran diciendo repetidamente: “Papá, si es tu voluntad, por favor, cómprame un auto nuevo”. Es más probable que ellos dijeran: “Papá, ¡Estoy muy emocionado de que me estés comprando un auto nuevo! ¡Gracias!”
En el mismo momento en que usted agrega un “si” a lo que cree, usted deja de creer.
Cuando usted dice: “Por favor, sáname si es tu voluntad”, eso no es fe. En lugar de eso, diga: “¡Estoy muy emocionado de que me estás curando, Padre! ¡Gracias!”