Procurad alcanzar el amor; pero también desead ardientemente los dones espirituales, sobre todo que profeticéis. 1 Corintios 14:1 (LBLA)
Se experimenta una sensación increíble cuando el Espíritu Santo obra a través de usted. Usted sabe que no hizo nada para merecer el privilegio. Usted es simplemente un recipiente.
La definición más común de la palabra “recipiente” es la de contenedor vacío utilizado para transporte. ¡Qué definición tan poderosa! Somos recipientes vacíos que contienen al Espíritu Santo, transportando Su amor, paz y poder donde se necesita.
Los recipientes no ganan sus contenidos. No podemos ganarnos el privilegio de ser usados por el Espíritu Santo, pero podemos prepararnos para ser Su recipiente. Una forma de prepararse es tener los motivos correctos.
1 Corintios 14: 1 nos dice cómo tener los motivos correctos: primero persiga el amor, y luego desee fervientemente los dones espirituales, las señales y las maravillas. Cuando usted persigue el amor primero, actúa por amor. Ora por milagros, no para llamar la atención, sino por una genuina preocupación por las personas. Su corazón no se preocupa por una posición y reconocimientos. Usted realmente ama a la gente.
Dejar de estar enfocado en usted mismo, le ayuda a entrar en la zona de milagros. Cuando ore por alguien, piense: “Dios, quiero que satisfagas sus necesidades porque los amo. Si no es a través de mí, está bien”. Al mantener su corazón humilde y lleno de amor, usted elimina todas las barreras que impiden que la presencia de Dios y el amor fluyan a través de usted hacia aquellos que lo necesitan.