¡Dichosos más bien quienes escuchan lo que Dios dice, y lo obedecen! Lucas 11:28 (DHH)
Al discutir cómo podemos entrenarnos para escuchar al Espíritu Santo, hasta ahora hemos cubierto dos formas:
- Meditar en la Palabra de Dios y pedirle al Espíritu Santo que nos instruya.
- Pasar tiempo con el Espíritu Santo.
Hoy vamos a discutir una tercera vía:
- Obedecer la Palabra y al Espíritu Santo instantáneamente.
La clave para el entrenamiento es la consistencia. Si usted disciplina a un niño por caminar sobre la mesa de centro y luego se ríe la próxima vez que lo hace, termina con un niño confundido. Si usted a veces obedece la Palabra, se confunde. Por otro lado, si usted obedece constantemente, entrena su espíritu para escuchar al Espíritu Santo. Sus decisiones se vuelven rápidas y fáciles.
Cuanto más obedece usted al Espíritu Santo, más Él lo guía. Es una cuestión de confianza. ¿Por qué enviaría a alguien a hacer un trabajo si no puede confiar en que lo haga?
Tenga en cuenta, sin embargo, que Él lo ama sin importar qué. Usted no le obedece para ganar su amor. Usted lo obedece DEBIDO a Su amor… y porque usted lo ama.
Como dijo Santiago, no basta con oír el mensaje; hay que ponerlo en práctica, pues de lo contrario se estarían engañando ustedes mismos. (Santiago 1:22, DHH). La obediencia es clave cuando se trata de escuchar al Espíritu Santo, y cuando usted obedece, encontrará deleite y afirmación en la acción (v. 25).