No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto. Romanos 12:2 (DHH)
Donde usted está hoy no es lo que usted es. Usted no estás definido por sus limitaciones.
Durante años, la ciencia médica nos enseñó que nuestros cerebros estaban conectados de tal manera que no era posible lograr un cambio una vez que alcanzábamos cierta edad. Se pensaba que algunas personas estaban predestinadas a ser positivas y otras negativas. Algunos estaban destinados a triunfar; otros estaban destinados a fallar y no había mucho que se pudiera hacer al respecto.
Los científicos están descubriendo lo que la Palabra de Dios nos ha enseñado todo el tiempo: que nuestros cerebros son adaptables y cambiantes. Ellos están descubriendo que los pensamientos que tenemos sobre nosotros mismos y nuestras vidas son poderosos y que en realidad pueden provocar cambios estructurales en nuestro cerebro. Esencialmente, al cambiar lo que creemos y, por lo tanto, lo que pensamos, podemos reconfigurar nuestros cerebros para que funcionen de manera diferente, y por tanto vivir de manera distinta.
Esta noticia no debería sorprendernos porque la Palabra de Dios nos dice cuán importante es nuestro pensamiento. De hecho, si usted quiere cumplir la perfecta voluntad de Dios para su vida, tendrá que renovar su mente.
El problema es que muchas personas no saben cómo renovar la mente y no están seguras de qué deban renovarla. Renovar la mente implica cambiar la forma en que usted piensa, pero va más allá de simplemente formar nuevos hábitos de pensamiento.
En los próximos días, profundizaremos más sobre este tema. Pero hoy piense en el hecho de que usted puede cambiar sus pensamientos, actitudes, disposición e incluso cómo funciona su cuerpo simplemente renovando su mente en la perspectiva de Dios. ¡Vale la pena el esfuerzo!