Todos estaban asombrados a causa de los muchos milagros y señales que Dios hacía por medio de los apóstoles. Hechos 2:43 (DHH)
Cuando los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo, cambiaron profundamente. Tres cambios específicos les sucedieron en una fracción de segundo el Día de Pentecostés:
- Ellos entendieron el plan de Dios y el ministerio de Jesús. Cuando los discípulos fueron bautizados con el Espíritu Santo, la revelación los tocó. Ellos al instante comprendieron todo lo que Jesús les había enseñado: tres años y medio de enseñanza se hicieron muy claros y ellos comenzaron a enseñar sobre el Jesús resucitado. La iglesia se fortaleció grandemente cuando el Evangelio se mezcló con el poder del Espíritu Santo.
- Se volvieron extremadamente audaces. Todos menos uno de los discípulos se escondieron con miedo cuando Jesús fue capturado, pero después de ser llenos del Espíritu Santo, fueron azotados, golpeados y encarcelados y, sin embargo, continuaron su labor por Cristo. El poder que ellos recibieron del Espíritu Santo hizo que superaran cualquier temor.
- Dios realizó milagros sobrenaturales a través de ellos, como una confirmación de lo que ellos predicaban. Los discípulos no tenían la capacidad de mantenerse firmes ante Jesús antes de ser llenos del Espíritu Santo, pero después de que el Espíritu Santo los llenó, tuvieron acceso a un poder que era sobrenatural. Fue mucho más allá de lo que ellos naturalmente podían hacer por sí mismos.
El Espíritu Santo no ha cambiado. Llenarse con el Espíritu Santo hoy todavía trae revelación, audacia y milagros. ¿Le ha pedido usted que lo llene?