Saben que Dios llenó de poder y del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haciendo bien y sanando a todos los que sufrían bajo el poder del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él, Hechos 10:38 (DHH)
Según Hechos 10:38, Dios ungió a Jesús con el Espíritu Santo y le dio poder. ¿Por qué es esto importante para usted? Porque Jesús no realizó un milagro hasta que fue bautizado en el Espíritu Santo.
Cuando Jesús vino a la tierra, “renunció a sus privilegios divinos; tomó la humilde posición de esclavo y nació como un ser humano” (Filipenses 2:7, NTV). Él se movía como un hombre, no como Dios. Su poder para realizar milagros vino del Espíritu Santo, que entró en Él después de que fue bautizado por Juan el Bautista. Como hombre, Él modeló para nosotros cómo servir siendo un ser humano lleno del Espíritu.
Si Jesús no hizo milagros hasta que estuvo lleno del Espíritu Santo, tampoco lo haremos nosotros.
Tenga en cuenta que el Espíritu Santo no solo hace milagros cuando las personas están deprimidas. Él puede curar el cáncer, pero también puede guiarnos a tener salud. Él puede ayudar a alguien a encontrar suficiente dinero para poner comida en la mesa, pero también puede llevarnos a prosperar. Él puede hacer un milagro que nos proteja de ser heridos en un choque, pero también puede ayudarnos a evitar un accidente. Algunos de los milagros más increíbles del planeta son los que nos llevan a solucionar problemas.
Como miembro de la familia de Dios, crea que Él lo llena con Su gran poder. Al igual que Jesús, usted está con el Espíritu Santo y con poder para hacer el bien y sanar ¡porque Dios está con usted! (Hechos 10:38)