En Cristo, gracias a la sangre que derramó, tenemos la liberación y el perdón de los pecados. Pues Dios ha hecho desbordar sobre nosotros las riquezas de su generosidad, dándonos toda sabiduría y entendimiento, y nos ha hecho conocer el designio secreto de su voluntad. Él en su bondad se había propuesto realizar en Cristo este designio, e hizo que se cumpliera el término que había señalado. Y este designio consiste en que Dios ha querido unir bajo el mando de Cristo todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra. Efesios 1:7-10 (DHH)
Una vez leí una historia sobre un hombre que ahorró cada centavo durante años para comprar un boleto y poder viajar a bordo de un barco hacia Estados Unidos. Era tan pobre que solo logró ahorrar lo suficiente para el boleto; no tenía para la comida. Con solo una rueda de queso y algunas galletas, racionaba pequeñas porciones diarias. Cuando se quedó sin comida, tuvo tanta hambre que decidió arriesgarse al castigo de comer en el comedor.
Se dirigió al comedor y se sentó. No podía creer la increíble cantidad de comida maravillosa que le trajeron. Él devoró plato tras plato, pero se horrorizó cuando notó que el capitán caminaba hacia él.
El capitán lo saludó alegremente y le preguntó por qué no lo había visto antes. El hombre se disculpó y suplicó clemencia, explicando que se estaba muriendo de hambre. El capitán parecía confundido. “Pero señor”, le dijo, “su boleto es todo incluido. Todo lo que tenía que hacer era venir y comer”.
Esta historia me recuerda lo que significa aceptar a Jesús en su vida. Un boleto para ir al cielo no es lo único que usted hereda. Tan grande como es eso en sí mismo, usted gana mucho más: acceso a una vida abundante llena de amor, alegría, paz e innumerables bendiciones. Todo ese increíble paquete ha sido comprado y pagado. ¿Lo está usted aprovechando al máximo?