Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. Juan 3:17 (DHH)
¿Siente que un día sus errores del pasado volverán y lo atormentarán? Ese sentimiento de muerte inminente se llama condena… y no es de Dios. Él no está buscando atraparlo.
Condena es una palabra horrible. De acuerdo con el Léxico Griego de Thayer, significa “considerarse digno de castigo”. Es increíblemente triste la cantidad de personas que creen que Dios quiere atraparlos, el mismo Dios que los creó y sacrificó a su único hijo para que ellos pudieran tener una relación con él.
Muchos sienten que nunca pueden estar a la altura de los estándares de Dios. Esto hace que ellos eviten a Dios porque piensan que Él está dispuesto a castigarlos.
Por encima de todo, Dios quiere tener una relación con usted. Él no es un Padre enojado y crítico que no puede esperar la hora de castigarlo por cada falla que usted haya cometido. Él es un padre amoroso que quiere lo mejor para usted. De hecho, «Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.» (Juan 3:16, DHH). Jesús murió y resucitó para restaurar su relación con Dios.
Según Romanos 8:1, «Así pues, ahora ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús». En otras palabras, Dios no está buscando castigarlo. Todos tenemos cosas que necesitamos mejorar… ¡Por favor, no deje de mejorar! Al mismo tiempo, usted debe saber que Dios no está tratando de atraparlo. Confíe en Su amor y en el poder de Su palabra para cambiarlo de adentro hacia afuera.