El más importante en el reino de los cielos es el que se humilla y se vuelve como este niño. Mateo 18:4 (DHH)
¿Recuerda haber estado emocionado de pensar en lo que quería ser cuando creciera? ¿Qué tal ahora? ¿Cuáles son sus sueños para mañana?
En algún lugar entre la adolescencia y la edad adulta, muchos de nosotros perdemos la capacidad de soñar. Nos encontramos con algunos obstáculos y de repente ponemos límites a nuestro futuro. Nos decimos a nosotros mismos que estamos siendo “realistas” pero realmente tenemos miedo al fracaso. En lugar de comenzar el día con mucho ánimo, queremos permanecer en la cama y poner las cobijas sobre nuestras cabezas.
Atreverse a soñar un poco enciende la creatividad, el ingenio y la pasión que necesitamos para vivir en grande y lograr mucho. Necesitamos volver a ser como niños con nuestros sueños.
Piense en un niño de cinco años que sueña con ser un bombero. Él no está pensando en sus defectos, ni preocupado por lo que otros piensen o enfocado en “qué pasaría si”. Tiene una creencia inquebrantable en sí mismo.
Imagine que usted tuviera esa confianza. Jesús, en Mateo 18:4, nos dice que seamos más como niños pequeños: confiados, humildes, amorosos y con capacidad de perdonar. Si usted pone su confianza en Dios y en los buenos planes que Él tiene para su vida, usted obtiene una confianza que no puede ser sacudida.
Si usted supiera que no puede fallar, ¿qué haría? Comience con ese sueño: véalo, concéntrese en él, manténgase apasionado por él y observe a dónde lo lleva.