Dios mostró su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos vida por él. 1 Juan 4:9 (DHH)
Amor es una palabra que los cristianos han malinterpretado terriblemente, y esta mala interpretación puede hacer que parezcamos patéticos.
Muchos cristianos asumen que el amor que Jesús enseñó es un amor tonto y sentimental. Piensan que tenemos que deshacernos en elogios sobre la gente para amarla. El problema es que las personas que no crecieron en la iglesia (especialmente muchos hombres) no responden a este tipo de enfoque.
Algunos cristianos obtienen esta idea de las instrucciones de Jesús de poner la otra mejilla (Mateo 5:39).
Pero Él no estaba diciendo que deberíamos volvernos personas pusilánimes que se acobardan ante la confrontación. Después de todo, Jesús no se escondió en la confrontación. ¡Se defendió a sí mismo y a sus seguidores! Sí, fue golpeado y crucificado, pero lo hizo voluntariamente (Juan 10:18) y por un propósito (Marcos 10:45), no porque fuera víctima de un grupo de matones.
No ayudamos a nadie si permitimos que estas personas se aprovechen de nosotros. Simplemente pierden respeto por nosotros, lo que no los hace querer convertirse en cristianos. Además, permitimos que las personas continúen con sus hábitos destructivos cuando descuidamos la aplicación amorosa de nuestros límites. Para superar esta falsa creencia, debemos pensar en el amor de esta manera: “amar” a alguien también significa “valorarlo”. Esto lo cambia todo porque usted puede valorar a las personas mientras mantiene una compostura fuerte y segura.
Sepa quién es usted en Cristo y sea muy consciente del poder que lo respalda gracias al Espíritu Santo. Al mismo tiempo, exprese a las demás personas que usted las valora, donde sea que estén en su viaje espiritual. ¡Ese es el poderoso amor del que Jesús estaba hablando!