Gracias a Cristo, también ustedes que oyeron el mensaje de la verdad, la buena noticia de su salvación, y abrazaron la fe, fueron sellados como propiedad de Dios con el Espíritu Santo que él había prometido. Efesios 1:13 (DHH)
La palabra salvación denota liberación y preservación, pero ¿de qué? ¿Por qué necesitamos de la salvación?
En el Jardín del Edén, Adán vendió a la humanidad a Satanás, el enemigo de Dios. Todo lo que Dios le dio a Adán se convirtió en propiedad del diablo, que llegó a ser el “príncipe de la potestad del aire” y el “dios de este mundo” (Efesios 2:1-3, 2 Corintios 4:4).
La comunicación de Adán con Dios se rompió, y Satanás se convirtió en el señor de Adán en lugar de Dios (Romanos 6:16), el mismo Satanás de quién Jesús dice que solo viene a robar, matar y destruir. Debido a esta traición, Adán y Eva tuvieron que ser sacados del Jardín, ¡pero Dios les dio la promesa de un Salvador que pagaría la pena por su transgresión, derrotaría al diablo y haría posible la comunión con el Padre una vez más!
Dios envió a Jesús, quien tomó nuestro lugar en el juicio, pagó la pena por la traición de Adán y por todo pecado, y trajo de regreso todo lo que Adán había perdido. Ahora, cuando nosotros como creyentes abandonamos nuestros cuerpos terrenales, nos dirigimos directamente a la presencia de Dios. Pero la salvación es mucho más que eso. ¡También abarca a todo nuestro ser! Ministra nuestra salud mental (alma), nuestra salud física (cuerpo) y nuestra relación y comunión con Dios (espíritu).
Usted puede aprender más acerca de la salvación en Hechos y en las Epístolas. Esta salvación incluye salud, curación, restauración, preservación, prosperidad, bendición y sabiduría en los asuntos de la vida. Incluye la liberación del pecado, de la esclavitud y de las pruebas y desafíos de este mundo. ¡Todo lo que usted necesita para la vida y la piedad está incluido (2 Pedro 1:2-4)!