Pero si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces hay unión entre nosotros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1:7 (DHH)
Hemos estado en una serie sobre el tema de la condena. Es algo que el enemigo intenta usar contra nosotros, y tenemos que aprender a resistirlo, superarlo y aprender a caminar libremente.
Cuando usted recibió a Cristo, también recibió libertad de la esclavitud del pecado, pero a veces no lo comprendemos de la manera correcta. Tenemos que entender y “saber esto en nuestros corazones” para experimentar la libertad que Él trae, y hacemos esto respondiendo a Su verdad y haciendo el trabajo para reemplazar las creencias erróneas que tenemos en nuestro corazón.
La condena quiere hacernos sentir que merecemos el dolor y el castigo por las cosas malas que hemos hecho. La verdad es que ¡Jesús lo pagó todo! Él tomó nuestro castigo. Estamos libres de condena porque Jesús satisfizo la justicia de Dios. Cuando hemos hecho algo malo, nuestras mentes pueden tratar de condenarnos, pero en Cristo, estamos en comunión con el Padre. La sangre de Jesús nos limpia cuando fallamos y seguimos caminando en la luz.
En otras palabras, nosotros podemos evitar que nuestros corazones nos condenen. ¿Cómo? Plantando la verdad y aceptando que el perdón y la gracia de Dios a través de Cristo son más grandes que cualquier cosa que hayamos hecho mal. ¡Entonces confiamos en Dios y estamos en posición de recibir todo lo que Él nos quiere dar! ¡Esta es la clave para caminar en libertad en cada área de la vida!